El incidente comenzó cuando un comerciante discutió con uno de los “trapitos” que opera en la zona. Según testigos, la situación se intensificó cuando el cuidacoche informal comenzó a amenazarlo e insultarlo. Poco después, intervino una mujer que se presentó como la hermana del "trapito", acusando al comerciante de haber golpeado a su hermano, quien padecería de un retraso madurativo, y de haberlo discriminado.
La discusión subió de tono, involucrando a más vecinos y comerciantes que intentaron mediar o respaldar a las partes en conflicto. Los cuidacoches, conocidos por desempeñar su labor de manera informal en esa zona, ya habían sido objeto de quejas por parte de algunos vecinos que denuncian cobros indebidos y actitudes intimidatorias.
La situación reavivó un debate en el barrio sobre la presencia de los cuidacoches informales y la necesidad de su regulación. Mientras algunos vecinos exigen mayores controles policiales para evitar conflictos, otros sectores piden sensibilidad ante la vulnerabilidad social de las personas que desempeñan esta tarea.