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Sociedad Nota de Opinión 481
La posverdad, la manipulación mediática y el ajuste: una amenaza para la Argentina
Viernes 13 de diciembre de 2024 | 16:34
Las redes sociales, lejos de democratizar la información, se han convertido en herramientas de manipulación al servicio de los grupos de poder, desviando la atención de los problemas estructurales y promoviendo discursos de odio.
Por: Ezequiel Gomara
La posverdad, la manipulación mediática y el ajuste: una amenaza para la Argentina

Hace apenas dos décadas, la sociedad argentina se informaba mayoritariamente a través de los medios tradicionales: diarios, revistas y televisión. Hoy, en cambio, las redes sociales han desplazado a estos medios, consolidándose como la principal fuente de información. 

Sin embargo, este cambio ha traído consecuencias alarmantes: En el contexto de la posverdad, las plataformas digitales se han transformado en armas de manipulación masiva, donde la verdad importa menos que el impacto emocional. Este fenómeno no solo distorsiona el debate público, sino que también se utiliza para promover agendas que erosionan derechos fundamentales, como el acceso a la salud pública.

La posverdad y el control de la opinión pública.

En la era de las redes sociales, las noticias falsas y las operaciones mediáticas florecen a una velocidad inédita. Cada publicación es reemplazada casi instantáneamente por otra, alimentando una avalancha informativa en la que es imposible discernir la verdad. En este escenario, los nuevos "formadores de opinión" —influencers, trolls y granjas de bots— trabajan en conjunto con los actores tradicionales de los medios, bajo el control directo de servicios de inteligencia, grupos económicos, partidos políticos y otras estructuras de poder.

Estos actores manipulan la narrativa pública, desviando la atención de los verdaderos problemas del país hacia temas que generan indignación inmediata pero superficial. La falta de regulación sobre estas plataformas permite que este mecanismo sea utilizado para moldear opiniones y decisiones electorales, siempre en beneficio de los sectores dominantes.

El caldo de cultivo: desinformación y pasiones.

Con el avance de las tecnologías, la lectura y el pensamiento crítico se han reducido drásticamente. Hoy, la información se consume en titulares y tweets, dejando a un electorado cada vez más desinformado y vulnerable a mensajes que apelan exclusivamente a las emociones. En este contexto, no es casualidad que figuras como Javier Milei, con discursos incendiarios y simplistas, encuentren eco en una población que no se detiene a analizar las implicancias de sus propuestas.

Xenofobia y ajuste: la estrategia del chivo expiatorio.

Un ejemplo claro de esta manipulación es la narrativa xenófoba instalada contra los inmigrantes de países limítrofes. Argentina, históricamente receptiva a la inmigración de Bolivia, Paraguay y Perú, enfrenta ahora un discurso que presenta a estas comunidades como una carga para el sistema. Se argumenta falsamente que "vienen a estudiar gratis" o "a atenderse en hospitales sin pagar", ignorando que los extranjeros que residen en el país contribuyen con sus impuestos como cualquier ciudadano.

Estas mentiras buscan justificar ajustes en la salud pública, desviando la atención del hecho de que tales recortes afectan principalmente a los sectores más vulnerables, incluidos los mismos votantes que terminan aplaudiendo estas medidas.

Distracción y escándalos políticos

La manipulación mediática no solo sirve para justificar políticas impopulares, sino también para ocultar hechos gravísimos. Mientras la sociedad discute la supuesta "invasión" de bolivianos, se desvía la atención de escándalos como la reciente compra de votos en el Senado para aprobar la Ley de Bases. Este hecho, digno de un profundo debate nacional, implica directamente a sectores del poder político en actos de corrupción sistemática.

El caso del senador Kueider, detenido con más de 200 mil dólares tras cruzar la frontera, expone un modus operandi preocupante que podría haber involucrado sumas millonarias. Sin embargo, este escándalo ha pasado casi desapercibido, eclipsado por narrativas distractoras instaladas desde las mismas estructuras de poder.

Conclusión

La era de la posverdad representa una amenaza directa para la democracia y los derechos fundamentales en Argentina. La manipulación mediática, alimentada por la desinformación y las emociones, está logrando que sectores populares apoyen políticas que los perjudican gravemente.

Frente a esto, es imperativo recuperar el hábito de la lectura, el análisis crítico y el debate informado. Solo así será posible contrarrestar la narrativa impuesta por los grupos de poder y proteger los valores de solidaridad e igualdad que siempre han caracterizado a nuestra sociedad. La verdad, aunque relegada, debe volver a ocupar un lugar central en la construcción del futuro de nuestro país.

Por: @drezequielgomara (ezequielgomara@gmail.com)
Abogado


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