Se trata de uno de los mayores grupos privados de Holanda quien dejaría de invertir en el país y pretende alrededor de US$200 millones para desprenderse de su negocio en Argentina. Makro cuenta con 24 supermercados (uno de ellos en Quilmes) en diez provincias y disputa con cadenas nacionales, como Maxiconsumo, Diarco, Vital y Yaguar, el liderazgo de la venta al por mayor de alimentos, bebidas y artículos de limpieza.
Makro desembarcó en la Argentina en 1988, con la apertura del supermercado en Olivos, sucursal lindante con la autopista Panamericana. La llegada de los holandeses se concretó por una sociedad con el grupo local encabezado por el empresario Francisco de Narváez, que en ese momento controlaba la cadena de supermercados Tía. A fines de los 90, las acciones de Narváez en la empresa fueron adquiridas por el banco holandés ING, que cuenta con el 11% del paquete accionario de la filial argentina.
Desde la oficina en Buenos Aires de Makro sostienen que la cadena no se vendió, ni se puso en venta. Sin embargo, según pudo confirmar el diario LA NACIÓN la compañía le dio un mandato de venta al Banco Santander e iniciaron las rondas de negociaciones con posibles compradores, entre ellos los principales referentes del negocio mayorista en el país, como así también cadenas de supermercados tradicionales que buscan crecer en la venta al por mayor.
La salida de la Argentina es parte de un proceso de desinversión más amplio, que incluyó la venta de sus sucursales en Perú, Venezuela y Brasil. Al momento, la cadena solo conserva las operaciones en Argentina y Colombia. En el último año, al menos 15 empresas extranjeras dejaron de operar en el país, ante las dificultades para desarrollar negocios. Es el caso del Banco Itaú, absorbido por el nacional Macro, hasta Newsan, que adquirió las marcas de la multinacional Procter & Gamble.