Equipo de la UNQ desarrolla un método de detección temprana del Virus del Papiloma Humano
Un equipo de la Universidad Nacional de Quilmes elabora un método de detección temprana para el Virus del Papiloma Humano (VPH o HPV, por sus siglas en inglés), que causa el cáncer de cuello de útero. Aunque ya existen diferentes formas para diagnosticar a las personas que portan el VPH, se trata de una opción con impronta local que permitiría reemplazar a los insumos importados que se utilizan en la actualidad. El objetivo final de esta herramienta es que sea distribuida en todo el país y pueda garantizar el derecho a la salud de las personas. Si bien el VPH puede prevenirse con vacunas y preservativos, se estima que alrededor de 4.500 personas son diagnosticadas cada año en Argentina con este cáncer y más de 2.000 fallecen.
“No solo es importante democratizar el conocimiento, sino también que muchas personas puedan acceder al derecho a la salud. Tener nuestro propio método de detección temprana permitiría distribuirlo de una mejor manera y que cada paciente conozca qué tipo de variante de HPV le está afectando. Esto, a su vez, facilitaría un mejor tratamiento para cada caso particular”, señala Sandra Goñi, investigadora que lleva adelante el proyecto, en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
El VPH es una familia de virus de fácil transmisión a través de contacto sexual y afecta a todas las personas. De los 100 tipos de Virus que existen, 40 presentan síntomas en la zona genital y anal. Además, puede haber casos relacionados a la cabeza y al cuello. A pesar de que buena parte son de bajo riesgo oncológico, hay 14 que son denominados de alto riesgo y los más comunes son el VPH-16 y el VPH-18. Si la infección persiste por este virus, puede desencadenar en cáncer de cuello de útero. En este sentido, las personas con útero son las más afectadas por el Virus del Papiloma Humano.
Una fórmula nacional y eficaz
El método que desarrollan en la Universidad Nacional de Quilmes está orientado a encontrar las variables VPH-16 y VPH-18, que son las más comunes a la hora de provocar el cáncer de cuello de útero. “Es un camino que recién empieza y lleva su tiempo. Si bien hay 14 genotipos que son de importancia clínica, entre el 60 y el 80 por ciento de los casos de este tipo de cáncer están presentes estos dos genotipos”, afirma Goñi.
Aunque existen guías que recomiendan el uso de determinados métodos moleculares para detección del VPH, las mismas están ligadas a lo que ofrecen las empresas del rubro. Sin embargo, en una fusión entre astucia y necesidad, muchos desarrollos científicos argentinos se orientan a reemplazar esos productos que vienen de afuera y no son de fácil acceso.
Para tener un producto 100 por ciento local se necesitaría llevar adelante distintos desarrollos ya que son muchos los insumos que se utilizan para diagnosticar el Virus. No obstante, contar con una metodología específica y autóctona ampliará la detección temprana en todo el país de los genotipos de alto riesgo.
“Por ahora estamos analizando lo que pasa en el laboratorio y después hay que llevarlo al campo para medirlo con muestras de personas. Necesitamos construir un método específico y sensible, y eso es algo que lleva tiempo. Lo ideal sería tener el kit listo en menos de dos años”, resalta Goñi, quien también dirige el Laboratorio de Virus Emergentes (LVE) de la UNQ.
Trabajo en equipo
A pesar que Goñi es quien lidera el trabajo, no se trata de un proyecto individual ni exclusivo de la UNQ. A causa de la pandemia, en la Plataforma de Servicios Biotecnológicos de la UNQ se formó la “Unidad COVID”, que recibió subsidios nacionales y pudo analizar muestras a través del método de PCR en tiempo real. Con la baja de casos en 2022, el equipo integrado por virólogos y e investigadores en oncología se transformó en la Unidad de Aplicaciones Biotecnológicas para la Salud (ABioS).
“Tener especialistas de diferentes temáticas nos permite desarrollar una mirada más amplia, dialogar desde otros lugares y pensar la problemática en el terreno. Por ejemplo, ver qué le interese al Ministerio de Salud, pero también a las salitas de Primeros Auxilios que están en los barrios”, destaca la directora del LVE.
Este vínculo entre la Universidad, el gobierno nacional y el gobierno provincial permitió estrechar lazos con el Instituto Nacional del Cáncer y el Instituto Provincial del Cáncer. A partir del diálogo entre todas las partes surgió la posibilidad de abordar un área de vacancia como el diagnóstico temprano de los genotipos de alto riesgo del VPH.
En la actualidad, además de los especialistas, el equipo está conformado por estudiantes de la UNQ que recibieron becas cofinanciadas entre el Conicet y la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos.
“Hay una política muy fuerte del gobierno nacional y del gobierno de la provincia de Buenos Aires para detectar tempranamente estos genotipos de alto riesgo y que estas personas puedan acceder rápido a un seguimiento para que no lleguen al cáncer de cuello de útero. La pandemia nos hizo dar cuenta que tenemos capacidades, tenemos recursos humanos y ahora también tenemos una infraestructura para dar una respuesta a esa detección también de forma local”, subraya Goñi