Cientos de fieles se hicieron presentes este domingo para escuchar la Misa Pascual oficiada por los obispos Monseñor Carlos Tissera y Eduardo Redondo. También formaron parte de la ceremonia religiosos de Berazategui y Florencio Varela, distritos que integran la Diócesis de Quilmes. "No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho" fue el título del mensaje que fue transmitido en todas las misas.
MENSAJE PASCUAL 2023
Hermanas y hermanos:
“¡Alégrense!” Es la palabra de Jesús a las mujeres que encontraron la tumba vacía. El Ángel les dijo: “No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho”
Nuestra
alegría nace de este acontecimiento único: la muerte ha sido vencida.
Cristo, el que fue crucificado, que murió y fue sepultado, ahora vive
para siempre.
Vivimos momentos de sufrimiento y de muerte en
nuestra sociedad. Los ánimos están entristecidos y por eso reaccionamos
con enojo, con ira y hasta con la agresión. Las razones son múltiples, a
todo nivel. Está latente la tentación de mirar la realidad y decir: “al
final siempre ganan los poderosos”; “los pobres siempre salen
vencidos”; “todo intento de cambiar el rumbo termina en una nueva manera
de dominación o dependencia”, y otras expresiones por el estilo que
suelen desembocar en la clásica y nefasta expresión: ¡Sálvese quien
pueda!
La fe en la resurrección, en cambio, nos asegura que en la
humanidad hay una irresistible energía que hace nacer de nuevo, a pesar
de las derrotas, y apostar por la vida. Es la fe en una persona:
Jesucristo. Él ha vencido a la muerte y ¡vive!
Los evangelios nos
cuentan que las mujeres fueron las que tuvieron la primera experiencia
de la resurrección de Jesús, y son ellas quienes la comunicarán a los
discípulos. Las mujeres, que tienen una alianza instintiva y profunda
con la vida, son las que perciben que la vida, la verdadera Vida, no ha
muerto. Guardan en su corazón las palabras del Maestro: “El que cree en mí, aunque muera, vivirá. El que vive y cree en mí no morirá jamás”.
Ellas perciben que la muerte no tiene la última palabra, a pesar que la
muerte nos rodea a cada paso en nuestra vida. Las mujeres son las que
progresivamente ayudarán a la comunidad a tomar conciencia y a proclamar
con firmeza que Jesús vive, que su mensaje de amor no ha sido borrado
por la muerte, y que su cruz ha sido la máxima expresión de la vida y
del amor. Ese es el mensaje que la Iglesia, el pueblo de Dios, sigue
transmitiendo a lo largo de los siglos. La Buena Noticia es: Cristo
resucitó y vive entre nosotros. Por eso tenemos esperanza, porque Él
camina con nosotros, como lo ha dicho: “Yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt.
28, 20) Siguen siendo las mujeres las que nos sostienen en la fe y
construyen la comunión en nuestras comunidades. ¡Caminemos juntos
anunciando la Buena Noticia!
Suenan oportunas y muy actuales las palabras del Papa Francisco: “¡Él
vive! Hay que volver a recordarlo con frecuencia, porque corremos el
riesgo de tomar a Jesucristo sólo como un buen ejemplo del pasado, como
un recuerdo, como alguien que nos salvó hace dos mil años. Eso no nos
serviría de nada, nos dejaría iguales, eso no nos liberaría. El que nos
llena con su gracia, el que nos libera, el que nos transforma, el que
nos sana y nos consuela es alguien que vive. Es Cristo resucitado, lleno
de vitalidad sobrenatural, vestido de infinita luz. Por eso decía san
Pablo: «Si Cristo no resucitó vana es la fe de ustedes» (1 Co 15,17)” (ChV. 124)
“Si
Él vive eso es una garantía de que el bien puede hacerse camino en
nuestra vida, y de que nuestros cansancios servirán para algo. Entonces
podemos abandonar los lamentos y mirar para adelante, porque con Él
siempre se puede. Esa es la seguridad que tenemos. Jesús es el eterno
viviente. Aferrados a Él viviremos y atravesaremos todas las formas de
muerte y de violencia que acechan en el camino” (ChV. 127)
Agradecemos
a todas las comunidades de la Diócesis de Quilmes el trabajo
evangelizador, especialmente por la participación activa en todas las
actividades de esta Cuaresma y Semana Santa. ¡Felices Pascuas!