Un simple debate sobre alfajores se convirtió en un fenómeno viral y en un inesperado episodio de tensión entre identidades bonaerenses y porteñas. En el streaming del programa “Dos Con y Una Sin”, el periodista Harry Salvarrey y el músico Juanchi Baleirón protagonizaron un picante intercambio sobre el histórico alfajor Capitán del Espacio, nacido en Quilmes. Entre bromas y críticas, dejaron flotando una sospecha más seria: en la Ciudad de Buenos Aires se estaría gestando una “campaña” silenciosa para bajarlo del podio del paladar popular.
Todo comenzó con una anécdota insólita. “Hace poco vino un amigo inglés, probó alfajores en Ezeiza, le encantó el producto y quiso llevarse los mejores”, relató Salvarrey. “Le preguntó a uno de Quilmes y se terminó llevando dos cajas de Capitán del Espacio. Pero claro, le pidió consejo a una persona tendenciosa…”, ironizó. Baleirón, sorprendido, retrucó: “¡Dejate de joder! Es un buen alfajor, pero no compite en el primer puesto. Le pido perdón al Mono de Kapanga y a todos los quilmeños, pero no es el mejor”.
A medida que avanzaba el programa, el tono se volvió más agudo. Salvarrey contó que organizó una cata a ciegas con varios tipos de alfajores —entre ellos Guaymallén, Terrabusi, Jorgito, Havanna y Capitán del Espacio— y que los fanáticos quilmeños no sólo reconocían al Capitán sin verlo, sino que además lo calificaban con puntajes perfectos, mientras descalificaban a los demás. “Lo tenían idealizado. A los otros les ponían 4 o 5 puntos, solo por no ser Capitán”, aseguró.
Las críticas no pasaron desapercibidas. En redes sociales, muchos usuarios coincidieron con la evaluación: “está sobrevalorado”, “no se consigue en Capital” o “es un mito con más prensa que gusto”. En contrapartida, desde el conurbano salieron en defensa del emblema local. La grieta alfajorera quedó expuesta.
Mientras tanto, algunos kioscos porteños suman leña al fuego. En locales del centro y de barrios como Palermo y Belgrano, se multiplican los carteles con una leyenda peculiar: “No vendemos Capitán del Espacio”. Aunque podría interpretarse como una simple aclaración, muchos lo leen como una actitud provocadora o incluso como parte de una campaña de “desmitificación” urbana, que ridiculiza la épica conurbana alrededor del alfajor.
El debate no es nuevo. Capitán del Espacio es, para muchos, una golosina de culto. Se fabrica desde 1962 en Quilmes, con producción limitada y sin grandes campañas de marketing. Su carácter artesanal, sumado a la dificultad de conseguirlo fuera del AMBA sur, alimentó su fama de joya escondida. Para otros, sin embargo, es solo un producto más, cuya calidad no justifica la leyenda.